De los amores a los que dejé
y de los que me dejaron,
fui doncella
y fui puta,
de léxico enriquecido
y semivulgar exiliada.
Menos de la mitad me enseñaron
y menos de eso he aprendido sola,
solo a veces me siento como una vieja extasiada
y solo a veces como una jovenzuela
hambrienta de lo nuevo.
Saludo a quien se lo merece
y no me importa lo que piensen de mi,
excepto mi madre...
ese es otro cuento que se guarda en páginas
de libros sin editorial.
A la madurez la tengo bailando
en el tubo de mis recuerdos
y a la inmadurez la tengo desatando
tornillos en mi cerebro.
De los casos perdidos
y de las enfermedades sin remedio
yo soy el intento,
yo soy el puzzle de fábrica barata,
un tren con pasajeros ciegos.
De todo lo que herí me hirieron el doble,
y hasta de lo que yo me había jubilad,
sanamente quise alejarme
pero no me dejaron.
Usé lápices para no llorar,
mi piel como bandera de paz
y me tacharon como lo mas vil,
como basura que ni los perros a media noche rebuscan.
Seguí siendo el espejo por muchos años
hasta que se quebró
y se perdió el reflejo.
Huí mil veces
y regresé al mismo sitio,
seca dejé mi boca de tanto abrirla
y seco mi corazón de no ser escuchado.
Jugué al querer
y odié el quejar.
Apoyé a la guerra por el amor
y al amor por huesos desvaídos...
y todo eso fue visto mal.
Lo que me queda es tu sonrisa
por la que el resto de estos versos
mediocres pierden su intensidad.
Ya está dicho...