He dejado escapar un demonio
para que recoja tu sonrisa
y la ponga en mis ojos.
3 de Mayo.
No entendí en realidad de que manera se fue; pues su mensaje fue algo contradictorio, algo ambigüo, algo nada y algo todo: algo yo. La existencia me parecía neblina; no podía ubicarme en tiempo y espacio, ni siquiera respirar se me hacía vital. El aire quemaba, el aire ahogaba. Luego de las infinitas horas en las que luché contra un animal de corazón herido, mi rostro ya no existía.
Cuanto deseé en aquel momento escapar de mi cuerpo que ya no era mío, que ya no era. Cuanto deseé tocar un poco del alma mía que en sus pisadas se llevó.
Cual caracola sumergida en el fondo de la mar sobre mi cama cerré mis ojos, y en el vacío en el que yacía imaginé su sonrisa una y otra vez a ver si lograba detenerse un poco...
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