Las hojas se tornaron marrones,
los otoños...
con miles de historias se van
en los vientos,
y yo aún te siento
como si fuese ayer que te tenia entre mis brazos,
en los fríos suelos de
habitaciones alquiladas
con luces rojas y la buena música,
los caprichos de tus manos sobre mi pecho
y de tu boca sobre la mía,
deshaciendome en sudor,
añadiendome a la sangre
un poco de tus aguas
y a los huesos el polvo que
luego se disipó.
No me bastó un otoño para amarte tanto,
no me bastó otro otoño para extrañarte más,
no me bastaron,
y aquí entre mis cristales
y tus residuos
se abre la espera a otro otoño
para arrancarme las memorias
y entregártelas preguntandote,
¿que es lo que queda para evocarte?
respondiéndome tu:
los otoños que son todos mis días.
Imagen tomada de la web. |
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