jueves, 31 de diciembre de 2015

Marie.

Como la burbuja se desvanece en el aire, te perdiste entre mis huesos.
Te pienso, 
te encuentro.
Ya no te amo, 
te quiero porque el querer son verbos, quiero tu ausencia para pensarte, pensarte para escribirte, y escribirte para cantarte.

Me cuesta ahora mismo respirarte 
observarte a través de mi,
encontrar una pizca de calma,
bella inspiración 
para mi alma.

Me parto entre tu recuerdo 
el leve humo que ya no veo.

Solo una vez te tuve dentro 
recorriendo cada esquina de mi cuerpo, solo una vez descubrimos juntos el manantial del tiempo 
y lo tuvimos de esclavo.
Aun llevo en mi el sabor de tus labios, al oído, 
tus risas atormentadas en llanto y al corazón, 
el laberinto del olvido.
El otoño quemando mi garganta fuiste tú, la perfección mas imperfecta del nivel de mi oscuridad regalándome luces efímeras.

Tocando el cielo guardamos el mejor de los secretos y nos fundimos en aliento hasta terminar en el mejor de los sueños.

Me queda para siempre el olor de tu esencia milenaria, me queda para siempre tu lengua sobre mi cuerpo que se hizo mar, me queda para siempre la espera a tu voz 
y los instantes para evocarte 
hasta que regreses a mi
y me des mas de tu risa, del tiempo esclavo y del sabor de tus labios.


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