domingo, 11 de septiembre de 2016

Noche XXVII

Me dan gracia tus tentativas,
esa forma inconsciente
y un tanto cierta de aislar nuestras partes
para reformar algo
ya hecho desde antes de ser concebido.

Puedo solo odiarte por ratos
y luego terminar en mis latidos gastados,
y solo así comprender que cada quien
inventa su propio deceso,
que solo quien ha amado hasta morir
conoce la verdadera libertad,
por lo tanto,
reconozco que ames
esa sencilla parte de la vida:
ser libre.

Yo,
por mi parte,
no he conocido algo más insuperable
que liberarse
y cautivarse como jugando a ser fuerte,
y amar eso. 


1 comentario: