domingo, 29 de enero de 2017

Cada día.

Hoy no quiero más que tus manos acariciando mi espalda
y diciéndome al oído que te gusta estar a mi lado...
dibujándome sonrisas,
poniendo tu vida debajo de la mía cuando yo caiga.

Pues, si
eso hace crecer mis alas
y sentirme un tanto libre en medio de las ruinas
como aquella espiga que siente a la brisa haciéndole el amor
y crece
y sueña
y vive.

Hoy quiero deshacerme en tu verano
y no pensar en la tristeza que me causa el no verte
cada vez que te despides,
de a poco como recogiendo una agotada realidad que no termina.

Pues, no
no consigo volver a casa sin agotarme,
dejando ir esa luz que brilla en tus ojos cuando me miras,
haciéndome un poco importante,
haciéndome un poco alguien.

Hoy no quiero más que tu calma atando mis miedos,
tus dedos haciendo historia a tu antojo
como si el tiempo fuera más corto de lo normal
y no alcanzaran los versos que escribo en tu piel dormida.

Pues, ya
ya no hay tanta soledad intencionada en mis pasos
que dejaban huellas en desiertos perdidos,
ya no hay tanta suciedad en mi ombligo
porque hoy me unes a tu existencia ardiente
y no me he perdido.



martes, 24 de enero de 2017

Las putas lloran rosas.

Yo que me posaba en tus senos
y me sentía quemar...
tú me mirabas las cenizas de mi cuerpo
y llorabas al tocarme mientras yo reía al quedarme...
sin palabras
sin ruido
sin pesar.

Versos
tu boca  violenta
versos
tu huida con retorno.

Tu cuerpo turbio con el deseo intacto,
el licor de tus ojos,
el cigarro entre tus piernas,
las luces...
las luces.

Y yo que te cantaba mis demonios sin voz
y tu silencio le daba la melodía perfecta
mientras me preguntaba
¿Por qué las putas lloran rosas?
y te miraba
y me seguías tocando...

tú me respondías.

viernes, 6 de enero de 2017

21 de Septiembre

¿Y ahora quién es la que ronda cada espacio que dibujaste,
y con sus pies descalzos baila en tus pisadas?

Mírame ahora que en tres segundos estaré sobre tu espalda,
bésame ahora que en dos me iré,
tócame como si ese uno fuese eterno.

 ¡No! No digas nada que no hace falta,
el fuego en tus pupilas ya me canta lo que sabía
y no quería creer:
también amar duele
y ese dolor te pone amarillos los huesos
y verde el alma
pero es lo más bonito que uno puede ver,
alcanzar,
disfrutar sin resolver.

(Silencio)

Ahora dime por última vez...
cuéntame de aquel miedo
que ha logrado oscurecer la mitad de tu pecho
y que al tocarlo solo bajas la mirada suspirando
y luego riegas una lágrima sobre mi piel.

Dime que los días pasarán
y que el llanto cesará 
y que no habrá mayor tropiezo que el aprender...

Y ahora yo soy quien escribo sin romper el papel
y aún le sobra vida para entregarte este poema,
ahora soy yo quien se cuenta en los espejos que habrá un amanecer
en que tus respuestas no solo sean sal.

Prosigo,
prosiga...
una noche más.