lunes, 2 de mayo de 2016

Desnuda en tus manos

He aceptado cada detalle de mi ser,
me he visto en el espejo
y he dicho: sé lo que soy
y me gusta o...
no quiero esto en mi.

Lo que más se me complicó admitir
es el romanticismo con el que nací,
esa sensibilidad a la vida
y a la muerte
como aquella flor de delicados pétalos que flota en el agua,
que no es que sea fría
sino que esa parte no se la doy a cualquiera
porque es desnudarme el alma.

Aquí viene lo bueno de todo.

Sabrás que me tienes desnuda en tus manos,
danzando al ritmo de tu corazón
que es música que encanta,
que me sonrojo cada vez que te escribo versos
como cuando pequeña por un halago de mi madre,
que me tiembla la voz para decirte que te amo
porque el sentimiento es fuerte
y que te abrazo para mantener el peso
de lo que se llama amar...
amarte.

Sabrás que el brillo de tus ojos
son la magia que me sostiene
y que tu sonrisa,
la tengo guardada en mi corazón
para los días tristes cuando no concilio el sueño.

Si...
desnuda,
como cuando me robaste un beso
aquella noche,
cuando te conté mis conflictos debajo del árbol
y te decía: La luna,
cuando retenía mi mirada con la tuya
un par de segundos.

Me tienes desnuda en tus manos
danzando al ritmo de tu corazón
que es música que encanta...

y no quiero volver a vestirme.

Por el amor de amar...





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